Los tomates, el choclo, el maíz, el pollo y cualquier otro vegetal o animal se convierten, con el afán del hombre de producir mucha cantidad de comida en tiempo record, en un alimento que no es sano para el organismo.
Hace unos años trascendió que Mc Donals era altamente transgénico y que la carne de las hamburguesas no provenía de las vacas. "Las Medialunas del Abuelo”, con un precio muy competente en el mercado, también fueron foco de polémica. Para algunos especialistas en alimentos, la masa de las medialunas era “inflada” genéticamente. Así, con lo que se gastaba en hacer una unidad se hacían cuatro. Por este motivo, el Departamento de Salud de los Estados Unidos prohibió su venta al público.
Aunque se encuentran en nuestra dieta cotidiana, cualquier alimento transgénico es nocivo para la salud. La mayoría de las empanadas que comemos en los negocios de venta al público no son caseras, y las papas fritas que vienen en paquetes son un producto transgénico. Todos los productos de una verdulería pueden ser transgénicos y lo mismo sucede con el pollo al que se le inyectan hormonas de todo tipo.
La solución es optar por comidas más sanas, hechas en casa o en lugares dónde uno sepa que fueron hechos de manera casera.
El afán del hombre por producir masivamente, en poco tiempo y aumentar sus ganancias, ha llevado a que los alimentos se clonaran y la calidad de estos fuera pésima. La moda ahora es armar huertas en una porción del jardín de la casa. En eso esta bien volver a los inicios.